miércoles, septiembre 12, 2007

"EL SUFRIMIENTO"
A nadie le gusta sufrir, y al que le gusta... esa persona, no es normal.
Nosotros los Cristianos tenemos la espectacular posibilidad de encausar el dolor:
Tomamos nuestro sufrimiento, ya sea, pena, dolor, problemas, enfermedades, angustias, y lo ponemos al pie de la Cruz como una ofrenda y nos quedamos tranquilos acompañando a Jesús en Su Sufrimiento, que fue peor que el de cualquiera de nosotros. Así será mucho más llevadero y soportable.
A ésta ofrenda se le llama ofrecerlo por amor a Dios.
A si es que cuando estemos sufriendo y alguien nos diga "ofrécelo", no nos enojemos, démosle gracias que nos han recordado que es lo que debemos hacer con nuestro dolor, de seguro nos cambia la cara y de paso la vida.
Confiar plenamente en la Voluntad de Dios ayuda enormemente a vivir con alegría cualquier sufrimiento.
OFRECER = PONER TU DOLOR A LOS PIES DE LA CRUZ
"Cuando naciste todos reían, sólo tú llorabas, vive tu vida, de cara a Dios, de tal forma que hagas, cuando tú mueras, que todos lloren y sólo tú rías"
Un saludo muy especial hoy para la Virgen María que está de Santo y de pasadita a todas las que nos llamamos igual que la Virgen, con el Dulce nombre de MARIA

lunes, septiembre 03, 2007



2 de septiembre - Alemania. N. S. de las Ortigas (1441)




El día sábado en memoria de María

Humbertus de Romanis, director general de los monjes predicadores (dominicanos) da tres razones para dedicarle el día sábado a la Virgen María:

1- Si el sábado está entre el viernes doloroso y el domingo feliz, no se puede ir de la pena a la gloria sin pasar por él. Así también María está situada entre nosotros y Cristo glorioso. Hay, entonces, una conciencia de la función mediadora de María. Humbertus dice: “nec de poenis hujus mundi ad gaudia coeli potest aliquis transige, nisi per ipsam Mediatricem mundi.”

2 - El sábado Cristo languidecía en el sepulcro y los apóstoles, incrédulos y desanimados, se esconden de los judíos (Juan 20, 19), mientras la fe de la Iglesia se concentra, enteramente en María, por eso cada sábado recordamos a la Virgen que cree y espera la resurrección de su Hijo.

3- La Madre de Jesús misma ha mostrado su preferencia por ese día, en la iglesia de Blacherne en Constantinopla, cada viernes en la tarde, sin ninguna intervención humana, se alzaba el vuelo que cubría el icono de la Theotokos (la Madre de Dios) y suspendido en el aire se dejaba ver por los fieles hasta la hora 9 del día sábado y de la misma manera sin participación de mano humana el icono se cubría y volvía a su lugar habitual. Humbertus nos recuerda este milagro aun cuando Occidente y Oriente estén separados.

Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amen.




Ignazio CALABUIG, El culto de Maria en occidente, En el Pontificio Instituto Litúrgico san Anselmo. Ciencia Litúrgica, bajo la dirección de A. J. CHUPUNGCO, vol V, Piemme 1998. pp. 342